viernes, 21 de mayo de 2010

LUDOPATIA: MÁS QUE UNA ADICCIÓN, UN PROBLEMA MENTAL

UNIVERSIDAD ICESI/FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES/DEPARTAMENTO DE ESPAÑOL
Comunicación Oral y Escrita II – Grupo No.: 2 /PROFESORA: ANDREA RODRIGUEZ M
Estudiante: Luis Felipe Salazar – Código: 09205042

LA LUDOPATÍA: MÁS QUE UNA ADICCION, UN PROBLEMA MENTAL
Desde el principio de los tiempos, el hombre ha tenido la necesidad de dispersar las tensiones que le causa la vida cotidiana y encontró en la lúdica una óptima manera de evitar que el estrés se apoderara de su cuerpo y de su mente.
A medida que la capacidad de innovación del hombre iba creciendo, se fueron creando diferentes juegos, y entre tantos, se originaron los juegos de azar, que consisten en obtener algún tipo de premio material proveniente de algún contrincante después de derrotarlo, pero a diferencia de la mayoría de los juegos, ganar aquí no dependen de las habilidades de cada persona sino, como su nombre lo indica, del azar.
Al encontrar en esta forma de entretenimiento una posibilidad de obtener elementos sin ningún esfuerzo el hombre comenzó a desarrollar una pseudo-necesidad por los juegos de azar, pues cada vez que ganaba, se sienta imponente y deseaba seguir jugando para intentar obtener objetos de mayor valor. Es en este instante donde se comienza a generar un problema que consiste en una posesión del juego sobre el ser humano el cual desde 1980 se le denominó ludopatía según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-III, de la Asociación Psiquiátrica Americana.
Actualmente a nivel mundial la incidencia de ludópatas se ha incrementado notablemente, existiendo múltiples factores psicosociales relacionados con su etiología. Todo esto constituye un problema de gran estudio, debido a las diversas consecuencias que puede causar en el ámbito laboral, familiar y social del individuo que por el solo hecho de querer tener el tiempo, el espacio, y el dinero para jugar, hace a un lado sus necesidades vitales y cuando esto sucede, su comportamiento se cataloga como una enfermedad mental.
La adicción al juego provoca, como es sabido, importantes alteraciones de la conducta que inciden negativamente en el entorno social del jugador y en su propia salud, vida familiar, social y ámbito criminal. Lo que no se había visto hasta ahora es que estas alteraciones tienen un reflejo visible en áreas específicas del cerebro.
Muchas personas han llegado a perderlo todo por culpa de su dependencia del juego. Para estos enfermos, apostar es una obsesión que puede considerarse como un descontrol de los impulsos, lo mismo que sucede con el impulso de robar (cleptomanía) o de quemar cosas (piromanía).
Inicialmente, los impulsos son controlados y prudentes, pues la persona no confía en que pueda ganar, por lo tanto, apuesta muy poco y juega de vez en cuando, a razón de esto, es muy normal que salga afortunado con frecuencia. Gracias a estas ganancias ocasionales, el jugador cree que tiene habilidades excepcionales y empieza a jugar más de seguido con el pensamiento que si le inserta más dinero a su amada maquina tragamonedas y si juega más veces, va a lograr obtener mucho más de lo “invertido”.
Posteriormente, el jugador adopta una actitud excesivamente optimista, que le conduce a aumentar significativamente la cantidad de dinero que arriesga en el juego. Al incrementar las apuestas se comienzan a producir mayores pérdidas y es ahí cuando comienza a jugar, no ya para ganar, sino para recuperar lo perdido. Busca ahora nuevas fuentes de dinero para emplearlo en el juego, principalmente los préstamos, siempre con la idea de devolverlos con el dinero obtenido en el juego. Los elevados préstamos se convierten en una nueva presión para el jugador. Aumenta su preocupación por el juego, deteriorándose paulatinamente las relaciones familiares y laborales. Trata de ocultar sus problemas de juego a la familia y, a causa de sus excusas y engaños, se deteriora la relación con su cónyuge o pareja. En su empleo empieza a disminuir su nivel de productividad y a perder horas de trabajo. Aunque algunas veces se producen ganancias durante esta fase, estas son siempre menores que la cantidad de dinero a que ascienden los préstamos. Su estado financiero se hace crítico. Generalmente ha de "confesarse", al menos en parte, a la familia, que suele ayudarle económicamente y darle un voto de confianza. Si cesa de jugar suele ser durante poco tiempo.
Finalmente, los impulsos del ludópata son totalmente irracionales, pues el cerebro ordena efectuar ciertas acciones que una persona con su mente saludable no haría. Los familiares y amigos, aparentemente, se desentienden. La falta de dinero disponible o de sistemas de préstamo legales a los que acudir incrementa el riesgo de buscar vías de préstamo ilegales o de delinquir. En esta etapa muchos abandonan su empleo o negocios. Están irritables, nerviosos y aparecen trastornos del sueño y de la alimentación. Son frecuentes la depresión y las alucinaciones. Las alternativas son varias, desde escapar de la situación y solicitar ayuda hasta el encarcelamiento y el suicidio demostrando así, que el estado de su salud mental es extremadamente grave, meritorio de un tratamiento profesional, pues según palabras del médico psiquiatra Pablo Rodríguez “la ludopatía es tan grave, que supera incluso la adicción a la cocaína ya que, la necesidad de consumirla es física, es decir, el cuerpo pide el consumo de dicha sustancia, mientras que la adicción al juego es mental, por tanto, liberarse de la ludopatía requiere mucho más que la voluntad”
Como cada vez se hace más difícil jugar y vivir una vida normal al mismo tiempo, el ludópata decide dejar de comer, vestirse adecuadamente asearse, etc., desmejorando considerablemente su aspecto y peor aún, afectando su salud física: esto es considerado como una dependencia que va en contra del instinto de supervivencia que tiene el ser humano el cual no permite que este se autodestruya, razón por la cual, es un error catalogar a la ludopatía como una simple adicción, pues el cuerpo no exige que el individuo juegue, sino que es su mente la que lo incita a jugar.
Además de esto, el ludópata, para evitar que los demás vean la gravedad de su estado, trata de justificar su mal aspecto con pretextos que involucran a su familia, su trabajo, entre otros, y solo cuando ya se les han agotado las “razones” es cuando deciden admitir que tiene problemas con el juego, pero jamás con la intención de dejarlo, de hecho, cubren el problema con algún tipo de solución ficticia a todos sus problemas, que será proporcionada si y solo si el ludópata sigue jugando como se ve en el cuarto capítulo del libro “El jugador” de “Fedor Dostoievski” en el cual se muestra como Alexei (protagonista) después de haberse comprometido a dejar el juego, decide volver a apostar excusándose en que el dinero obtenido será para su amada Paulina.
En los casos más lamentables de ludopatía, el afectado termina muriendo por una miserable gripa, puesto que sus defensas se encuentran por el suelo gracias a la desnutrición y el desaseo que presenta el individuo. Además de esto, la mayoría de personas adictas al juego, terminan abandonadas, por eso, si llegasen a necesitar algún tipo de ayuda médica, no tendrían como pedirla.
Por otro lado, muchas personas piensan que prestar demasiada atención a este problema es una pérdida de tiempo ya que es muy poco el porcentaje de la población que tiene problemas con el juego, en lo tienen toda la razón, porque, aunque muchas personas juegan en maquinas tragamonedas que es la forma más fácil de apostar, son solo unos pocos los que verdaderamente se afectan y se “enganchan” a dichas maquinas, además, dicen también que la ludopatía es una simple adicción que se cura con voluntad, pero los que piensan así se han puesto a pensar ¿qué hacen sus hijos después de salir de la universidad?. Así como un padre de familia le tiene miedo a que su hijo consuma cigarrillo, debería tenerle mucho más miedo a que su hijo entre a un casino, pues cada día, el uso de las tragamonedas se difunde mas entre los jóvenes, a los que se les crea la idea que si juegan en un casino su reputación y popularidad será mayor. Lamentablemente, cuando menos se lo esperaba, el universitario termina expulsado de la universidad, con grandes deudas y atrapado en una espiral de perdidas tras perdidas que van más allá de una simple adicción que se supera con un fuerte regaño paternal, puesto que los juegos no se consumen como se hace con el cigarrillo, por tanto, cuando alguien es ludópata, es porque sus impulsos están siendo controlados por un cerebro trastornado que requiere urgentemente de tratamiento profesional.
Adicionalmente, creer que la ludopatía es un fenómeno que se quedara estancado con esos bajos porcentajes de afectados es cosa de ingenuos, debido a que cada vez más se nos inculca una cultura en la que “cuanto más fácil sea obtener algo, mucho mejor”, además, día a día son más los casinos que podemos encontrar por toda Cali, cuidad en donde es casi obligatorio poner de uno a dos casinos por centro comercial y en donde “se encuentra una tragamonedas hasta en una tienda de barrio (obviamente con apuestas máximas de 5.000 pesos, pero por algo se empieza)” (Dr. Rodríguez).
En conclusión, la ludopatía es un problema de salud pública en el que la persona no puede dejar de jugar, que ocasiona graves problemas a nivel personal, familiar y económico, pero también a nivel social a causa de la gran cantidad de actos delictivos que genera (cheques sin fondos, fraudes, etc).
Cuanto más disponible es el juego, más dañino puede ser. No todos los juegos generan el mismo grado de dependencia. De un 1 a un 3 % de la población adulta cae en este tipo de trastorno. La edad de inicio de la ludopatía es la adolescencia y es más frecuente entre los varones que entre las mujeres.
El incremento de ludópatas es una preocupación mundial. El punto de fondo es cuán responsable es la sociedad de no poner en riesgo a un grupo vulnerable de la población a serios trastornos de su salud y condición y calidad de vida cuando autoriza libremente los juegos de azar.
Por lo antes señalado y porque el juego patológico es un problema de salud pública, es necesaria la realización de proyectos de investigación que den a conocer en nuestra sociedad cuales son los factores más relevantes y los elementos vinculados a la presencia de este trastorno para de esta manera aplicar oportunamente medidas preventivas. Es importante fomentar la realización de nuevas investigaciones dedicadas a dar a conocer la prevalencia de esta patología en nuestra población caleña, debido a la carencia de estudios al respecto, pero lo más importante es fomentar una cultura en la que cada persona tenga claro que un juego es un juego y que no es necesario llegar a los extremos por la falsa necesidad de querer ganar algo, igualmente, es imperativo generar en la población un ámbito de lucha para obtener lo que se quiere, es decir, fortalecer la mente de todos y cada uno de los habitantes de Cali para evitar enloquecer con una tragamonedas y acabar totalmente con el pensamiento de salir premiados sin ningún esfuerzo y por el simple hecho de halar una fría palanca de metal.

3 comentarios:

  1. YO SOY DE MEDELLIN.
    DESDE HACE 8 AÑOS JUEGO A LAS TRAGAMONEDAS,COMENCE APOSTANDO POCO, AHORA POR MAS QUE LO INTENTO NO HE PODIDO DEJAR A UN LADO MI ADICCION.
    YA HE PERDIDO MUCHAS PERSONAS IMPORTANTES A CAUSA DE ESTO.... NO SE CUANTO MAS PUEDA PERDER.........

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    1. Busca ayuda profesional. No esperes perder algo más para poder dejarlo. Piensa en lo bueno de la vida que puedes perder solo por un vicio.

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